La dieta mediterránea, una dieta cardiosaludable.
La dieta mediterránea es probablemente la dieta más recomendada para prevenir las enfermedades cardiovasculares y para ralentizar el deterioro de la salud en pacientes con enfermedades cardiovasculares.
Sus propiedades cardioprotectoras están ampliamente respaldadas en estudios que destacan la importancia de unos hábitos alimenticios con un consumo alto de frutas, verduras, cereales integrales, aceite de oliva, pescado y aves de corral.
Los hábitos alimenticios poco saludables constituyen una de las causas más importantes de enfermedad y muerte por ECV en Europa. La dieta mediterránea es una de las más estudiadas debido a sus efectos saludables para el corazón. Se basa principalmente en el consumo de alimentos vegetales como frutas, verduras, cereales integrales, legumbres y frutos secos, el uso de aceite de oliva en lugar de otras grasas y el consumo de pescado al menos dos veces por semana. Las hierbas y especias se utilizan en lugar de la sal para dar sabor a las comidas, mientras que la carne roja y los azúcares añadidos están limitados. El consumo moderado de alcohol (un vaso aldea en la mujer o 2 en el varón como máximo), principalmente vino tinto, puede tener propiedades saludables. En conjunto, este hábito alimenticio tiene un alto contenido en grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, fibras de origen vegetal, antioxidantes y efectos antiinflamatorios.
En los últimos años, se han promovido dietas bajas en carbohidratos para la pérdida de peso; pero la dieta mediterránea tradicional incluye una ingesta moderada de carbohidratos de fuentes saludables, como frutas, verduras, legumbres y cereales integrales. Los habitantes de los países del Mediterráneo obtienen entre el 50 % y el 55 % de sus calorías de los carbohidratos, y este es un buen objetivo.